Coincidiendo con Caldereros, visitamos Gartziategi, la primera sidrería para algunos, hace unos 25 años.
Asistentes: Ana, Teresa, Johnny, Josetxu, Edu, Nesss
En cuanto a la comida, lo que parecían ser extrañas olivas negras gigantes de aperitvo resultaron ser deliciosas morcillitas, bravo por la originalidad. La tortilla enorme y jugosa de bakalao estaba perfecta para algunos y tenía poca sal para otros, así que Josetxu hace la jugada de quitar un puñado de sal al plato extra que se habían pedido la pareja de al lado y echarlo al unte del plato, lo que le valió numerosas críticas de los conocidos untadores. Después, seis hermosas tajadas de bakalao, con sus generosas pimientadas verdes que ni tres Josunes podrían arramblar con ellas (lo que sirve para recordar una vieja conversación de Edu a Josune sobre el puente colgante que habría puesto desde la margen izquierda... a la margen izquierda); aunque el ataque al bakalao comienza con un tumultuoso juego de codos que ya quisieran en la NBA, luego baja la tensión y hay bakalao para acabar todos saciados, estaba excelente. Nos avisan que serán dos txuletas, primero una y luego otra (sic); y así fue, la primera quizá con demasiada grasa y que no se dejaba roer pero deliciosa a pesar del asesinato que le perpetró Johnny con el cuchillo; la segunda sin el problema de la grasa, deliciosa. De postre, buena ración de queso, nueces (demasiado negras) y membrillo. En total, la cuenta fue de 171,07€ (mismo precio que en Zelaia para 4), 29€ cada.
En la kupela 14 Edu triunfa con su camiseta de txotxero: "Me abressss?", le preguntan a Edu una tras otra; incluso acude un niño para llenar el vaso ("Es para mi padre, eh?"). La sidra no estaba para nada tan buena como en Zelaia... pero es que aquella era insuperable. Muchos gabatxos de comportamiento no recomendable para la convivencia en armonía (incluso con jarras en el txotx), descatando la gafotas que se cambió tres veces de abrigo, a cual más horrible, y que le ponía ojitos a Edu hasta que Ana la fulminó con su mirada. Johnny gasta la batería de la cámara con sus reportajes fotográficos conceptuales (inolvidable el selfie donde destacan los dientes de Nesss), la kolategi vuelve a las andadas, Josetxu y Nesss con la mirada perdida en los vaqueros de la mesa de al lado, visita a las alturas para ver bien el KK-Leku (donde Ana y Edu estrenan rollazo de papel de mano de la txoxera), y así fuimos pasando el rato. Kupelas de poliéster en el pasillo estrecho de los txotxes, una de ellas reventada por el tiempo. La 13 no gustó mucho a Nesss, aunque la bebió alguna vez más, y lo mismo pasó con la 18 y Edu, que aunque le dió otra oportunidad al final, no pudo decir su frase de que todo es relativo: seguía sin gustarle.
Al día siguiente de pintxos por Donosti hubo mucho pulpo, manitas, mucho seso (sin x), comida de morros, y muchas miraditas de la ex de Nesss en la gran traca final hasta la despedida de los maños en la estación de tren.